Empezaron hace casi 6 años, cuando el universo de la realidad virtual forjaba sus primeros prototipos. Edgar Martín-Blas, uno de los fundadores, pasó de ser director creativo en Tuenti a descubrir esta nueva tecnología, casi como un hobby, que ha acabado convirtiéndose en una forma de vida y le ha llevado por todo el mundo para recrear escenarios recónditos, dignos de las mejores películas de ciencia ficción.
Hoy, Virtual Voyagers es un player más que consagrado a nivel nacional e internacional en realidad virtual, aumentada, mixta y web 3D. Han completado más de 200 proyectos para grandes marcas en todo tipo de sectores (Mastercard, Ikea, Disney, Coca Cola…) y se declaran adictos a la aventura virtual, a la emoción por lo desconocido y a la exploración de lo nunca antes visto ni creado. Su cuenta Qonto les ha acompañado en los lugares más remotos de México, del desierto de Qatar a Los Ángeles, pasando por las pantallas de Times Square, o en conciertos virtuales donde Steve Aoki pinchaba sus mayores hits subido a un platillo volante delante de miles de avatares; y la lista suma y sigue.
Os contamos cómo los 6 exploradores que conforman Virtual Voyagers han convertido sus primeras aventuras en toda una historia de éxito. El propio Edgar nos comparte sus valioso testimonio sobre cómo organizar un modelo de empresa completamente nómada y cambiante, basado en la agilidad, la innovación y reconfiguración.
Virtual Voyagers: La adaptabilidad como modelo de negocio
El equipo central de viajeros virtuales se ocupa de organizar cada uno de los proyectos ad hoc, según las peticiones específicas de cada cliente. Cada persona gestiona una vertical distinta y entre todos estructuran en cada nuevo proyecto un gran grupo de trabajo (internacional o no), basado en una serie de apoyos en forma de colaboradores freelance y empresas especializadas en áreas muy diversas. Edgar compara esta forma de trabajar, por ejemplo, a la de la producción cinematográfica. De este modo, logran competir contra los grandes actores del sector sin ser una empresa de configuración clásica.
Este modelo nació puramente de la experimentación, ya que cuando Virtual Voyagers trabajó en sus primeros proyectos, el mercado aún no estaba maduro. La demanda y los clientes interesados en el negocio no dejaban de crecer, por lo que en un primer momento se plantearon tres modelos de negocio:
- Empresa tradicional con socios. Esta opción fue descartada enseguida por el cambio continuo de la industria.
- Startup basada en un roadmap y en inversión externa. Finalmente, no consideraron que fuese viable al no tener un roadmap claro, como consecuencia de la experimentación constante en este tipo de tecnología.
- Formación de un equipo core ágil, que se fuera transformando cada 6 meses, en función de los cambios de mercado.
Evidentemente, optaron por la ultragilidad que les aportaba la tercera modalidad. Y la decisión no pudo ser más acertada, pues el negocio despegó exponencialmente sin necesidad de invertir en marketing, tan solo gracias a las recomendaciones y el boca a boca de tecnófilos y clientes satisfechos.
Además, para favorecer la riqueza inmersiva, los proyectos se han llevado a cabo prácticamente sin limitaciones, y los integrantes de Virtual Voyagers afirman haber tenido la suerte de tratar con clientes cuyo único objetivo ha sido mostrar un mundo al que pocos tienen acceso. Lo que se traduce en: rodajes con con alto presupuesto, recreaciones en 3D, web espacial… Edgar lo compara con estar siempre de gira, como una banda de rock. Lo describe como una mezcla entre aventura y empresa, en la que te enfrentas a un mundo desconocido, vas viendo lo que viene y abres mercado.
El presente y futuro de la realidad virtual
Han pasado de hacer realidad virtual a hacer realidad aumentada, y de ahí a la realidad mixta. Esta última es una nueva tecnología inmersiva que se amolda al principio básico de la realidad virtual y que puede representarse, según el ejemplo que nos pone Edgar, en unas gafas transparentes que superponen una capa de realidad virtual al mundo real con todo tipo de fines, lúdicos o no, y que podría incluso llegar a sustituir al teléfono móvil.
Sorprendentemente (o no), la pandemia mundial ha impulsado claramente el universo de la realidad virtual, haciendo que sus productos se acerquen cada vez más al gran público:
Por ahora, empresas como Virtual Voyagers juegan el papel de aliadas de las grandes compañías, que están invirtiendo en el mercado de la realidad virtual y construyéndolo de forma conjunta con equipos pequeños. Sin embargo, se espera que en unos años se hagan grandes compras en el sector:
Qonto como compañero en una aventura sin límites
La odisea de los Virtual Voyagers no acaba aquí. También sigue en el plano bancario. Son el vivo ejemplo de que, por muy adepto a la aventura y a lo imprevisible que se sea, en cuestiones de bancos nadie se salva. 🤯
Tras el cierre inesperado de la cuenta empresas de ING, con la que operaban diariamente, se encontraron con que tenían que trasladar toda su operativa a una nueva cuenta en 6 meses. Aparte del banco clásico que ya tenían desde el principio como complemento a ING, y que describen como lento y poco funcional en todos los aspectos (nos cuentan, ahora entre risas, que tardaron 4 meses en abrir una cuenta), necesitaban un servicio que fuera compatible con la hipervelocidad de su empresa.
Para ello, partieron del principio de la diversificación e intentaron abrir 2 nuevas cuentas al mismo tiempo, para sustituir a sus dos bancos actuales. Y decimos ‘intentaron’, porque con una de ellas la cosa no llegó a buen puerto… (como ya te habrás imaginado, no nos referimos a Qonto).
Buscando información por internet, Edgar encontró la cuenta Qonto y desde un primer momento la vio como la solución perfecta para hacer las gestiones diarias de su empresa fácilmente; en su caso, facturación y transacciones simples. Según nos cuenta, entendió a la perfección nuestro producto, la operativa sencilla, las tarifas y la posibilidad de modular la cuenta según el proyecto y el crecimiento de la empresa (con más tarjetas, virtuales o físicas, más miembros en la cuenta, etc.).
La diferencia con el otro banco, dice, fue abismal. Mientras que en Qonto obtuvo una cuenta operativa en 48 horas, completamente online, la entidad bancaria tradicional le solicitó en repetidas ocasiones para que se presentase en la oficina y aportase documentación de forma presencial. Después de 3 mañanas perdidas en el banco, nunca llegó a obtener respuesta y lo dejó por imposible.
Su opinión sobre nuestro producto, comparado con el de la banca clásica, también es clara:
A principios de este año, recibió una llamada de su primer banco, anunciando una subida de comisiones; si no invertía todo su flujo de caja en los productos financieros de dicha entidad (a pesar de que, en un principio, era una cuenta «gratuita»). «Las condiciones de la cuenta han cambiado», le dijeron. Ahí fue cuando retiró todo lo que tenía en su cuenta tradicional para pasarlo a Qonto, dejando solo la domiciliación de impuestos en la primera.
Te damos las gracias, Edgar, por entender como nadie nuestro servicio y recomendarlo a tus compañeros de sector. 🙏🏼