Pau Gallinat, CEO y fundador de snowball, nos comparte su experiencia aplicando la cultura la experimentación en su empresa y reflexiona sobre cómo ésta trae excelentes beneficios para cualquier negocio, esta vez cómo escritor invitado en el blog de Qonto.
En un mundo cada vez más cambiante, más rápido y más ágil, la cultura de la experimentación emerge como un elemento crítico para el éxito y la innovación. Entender y adoptar esta cultura es esencial para cualquier organización que busque prosperar en un entorno de constante evolución.
Y no solo me refiero a empresas tecnológicas recién salidas de la incubadora de aquí o de allá. La cultura de la experimentación es lo que en muchos (muchos) casos determina si una empresa seguirá existiendo dentro de cinco años.
Entender la importancia de cuestionarse las cosas, de analizar lo qué funciona e intentar entender por qué funciona, lo que no funciona y sobre todo: «cómo podríamos funcionar mejor» es absolutamente crítico para cualquier empresa.
Trabajar la cultura de la prueba y el error, inculcar los valores de la curiosidad, la investigación y el querer hacer un mejor trabajo es algo que toda organización debería trabajar si no está ya en ello.
Esta filosofía promueve la idea de experimentar, probar y aprender como pilares centrales de la estrategia del negocio. Esta cultura se basa en la combinación de creatividad, datos y una mentalidad que favorece el aprendizaje activo. Las empresas que adoptan este enfoque están constantemente probando nuevas ideas y tácticas, utilizando los datos para guiar sus decisiones y mejorar continuamente.
Se trata de la unión perfecta entre la analítica, los datos, los procesos y la creatividad. Llevando a toda una compañía a conectar su personas entre sí, dado que las hipótesis más creativas suelen nacer de procesos conjuntos, no unipersonales.