Qué es la base imponible
El artículo 50 de la Ley General Tributaria de España establece la definición de diccionario de base imponible. Se trata de una magnitud dineraria o de otra índole que se obtiene a partir de la medición o valoración del hecho imponible.
De hecho, resulta de la suma de los ingresos o las rentas en efectivo o en especie de un individuo o empresa, sin tomar en cuenta el gravamen ni las retenciones (como ocurre con la base liquidable). Tras obtener este importe, es posible determinar a cuánto asciende el tipo de gravamen que se deberá pagar.
Métodos para determinar la base imponible
Existen tres maneras distintas de hacer la valoración o medición del hecho imponible de las empresas: la directa, la objetiva y la indirecta. A continuación, te explicamos en qué consiste cada una.
Estimación directa
La información para realizar la estimación se extrae de declaraciones, documentos, libros contables y registros verificados por la Administración.
El método de estimación directa permite calcular la base imponible de la manera más precisa, pero también es el más complejo para el contribuyente, ya que siempre hace falta cumplir con ciertas obligaciones. Esto podría implicar la contratación de asesoría fiscal.
Estimación objetiva
Al elegir este mecanismo, las partes involucradas prefieren basarse en datos representativos fijados de antemano por la política general tributaria, más bien que en información real. Dependiendo de cuál sea tu actividad económica, la ley establece cuáles son los módulos que participan en la estimación objetiva y les asigna un valor unitario.
Es necesario multiplicar los módulos implicados por el valor unitario determinado. Después, deberás sumar todos los resultados. La base del tipo imponible es la cantidad final. Se trata de una alternativa más sencilla que la anterior. Sin embargo, al no arrojar resultados reales, cabe la posibilidad de que termines pagando más impuestos de los que deberías si optaras por el método directo.
Estimación indirecta
A diferencia de la estimación directa y objetiva, este método no puede ser elegido por ti como contribuyente. La Administración recurre a esta instancia cuando considera que las otras dos no son factibles.
Este recurso excepcional contemplado en la ley general se aplica cuando se detecta que has incurrido en cualquiera de las siguientes faltas: inconsistencias en los términos de tus declaraciones, obstrucción a la actuación de los inspectores o incumplimientos en tus obligaciones contables. También es la solución habitual cuando los justificantes, libros y registros se destruyen o desaparecen por causas de fuerza mayor.
Para calcular la base imponible, la Administración verificará cuáles son tus antecedentes, bienes, rentas y módulos aplicables a tu sector. Su principal desventaja es que las estimaciones resultantes pueden arrojar una cuota mayor a la real.
Cómo se calculan las bases imponibles de una factura
Por otro lado, al momento de estimar la base imponible de una factura (y la cuota tributaria resultante) debes apoyarte en los datos de los que ya dispones. Por lo general, existen dos procedimientos para realizar el cálculo.
Cuando se conoce el total con IVA incluido
En este escenario, la base imponible se obtiene al descontar el IVA.
Por ejemplo, si una persona te va a pagar una cantidad dineraria de 1000 euros, entonces deberás dividir esa magnitud entre 1,21 (en caso de que el IVA sea de 21 %). De esta manera se obtiene la base imponible tributaria, que en este caso equivale 826,44 euros.
Cuando se conoce el total con IVA incluido, pero también está implicado el IRPF
Lo primero que debes hacer es restarle al IVA el IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas). Volvamos al ejemplo anterior. Si el IVA es del 21 % y el IRPF es del 15 % entonces la diferencia entre ambos porcentajes es del 6 %.
Y mediante dividir 1000 entre 1,06 podrás determinar el valor de la base imponible, que es de 943,39 euros.
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