La estanflación es un periodo económico que genera incertidumbre. Sin embargo, las empresas pueden salir reforzadas si implantan ciertas medidas, tanto en su contabilidad como en sus procesos. En el siguiente artículo te explicamos su significado, causas, riesgos y consecuencias. También su impacto en las empresas y recomendaciones para gestionar el negocio en este periodo. Descubriendo, por último, la etapa más reciente en que España vivió una situación económica de este tipo.
Estanflación en España: causas, soluciones y cómo dirigir tu empresa en este periodo
¿Qué es estanflación?
La estanflación es el espacio temporal en el que coinciden la inflación y un crecimiento de la economía leve o inexistente. Se trata de una situación que genera incertidumbre, ya que no hay una forma clara de afrontar y corregir estos desajustes.
El motivo es que en estanflación conviven dos elementos de la economía que si intentáramos solucionar por separado requerirían de acciones opuestas.
En un entorno inflacionario o de aumento de precios es común subir los tipos de interés. Con ello, teóricamente, disminuye la demanda, lo que genera que los precios de los productos bajen. Sin embargo, esta medida limita el crecimiento de la economía, que ya es leve o nulo.
Si suben los tipos de interés, el acceso a financiación es más caro. Por lo que las empresas tienen que asumir más costes para llevar a cabo su actividad. Costes que ya son altos de por sí. En consecuencia, repercute ese aumento de gasto en sus precios, por lo que la inflación se mantiene.
Si los precios de las materias primas siguen en ascenso los costes empresariales continúan al alza, repercutiendo de nuevo esos aumentos en los precios de sus productos… Y así sucesivamente y de forma interminable, lo que podría dar origen a una espiral peligrosa desde un punto de vista económico.
Causas de la estanflación
Una de las principales causas de la estanflación es el aumento de productos básicos.
La guerra de Rusia y Ucrania generó un aumento de los costes energéticos, por lo que podría ser uno de los orígenes que nos acercarían a un escenario de estanflación. Esta subida ha tenido además dos consecuencias sobre el mercado agrícola que también han generado un aumento de los productos alimentarios.
En primer lugar, la escasez de grano. Ucrania es uno de los exportadores de cereales más relevantes en el planeta. Su capacidad de venta al exterior ha quedado condicionada por la guerra. La menor oferta ha incrementado el coste directo de este producto.
Por otro lado, el aumento generalizado del precio de la energía ha provocado un incremento de los costes de producción en granjas, etc. Por lo tanto, el contexto de guerra ha generado una subida relevante de precios en dos productos básicos: energía y alimentos.
Algunos expertos subrayan que la inyección económica para salir de la crisis generada por la COVID-19 también puede ser un caldo de cultivo para un escenario de estanflación.
Hay más dinero en manos de familias, inversores, sector público… pero de forma artificial. Aumenta en consecuencia la demanda agregada. La economía no crece, pero el precio de los productos continúa creciendo (escenario de estanflación).
Consecuencias de la estanflación
El principal riesgo de un escenario de estanflación es que hay muchas posibilidades de que se perpetúe. Como hay inflación (y hay previsiones de que continuará), se produce una subidade los salarios para evitar la pérdida de poder adquisitivo. Con lo que los costes de las empresas y los precios siguen en aumento. La economía no logra despegar debido a que se mantiene la situación inflacionaria. En consecuencia el escenario de estanflación permanece.
Al mismo tiempo, los países necesitan que sus economías crezcan, dados sus actuales niveles de deuda pública. Es importante, de hecho, que los Estados reduzcan el gasto público, tanto para sanear deuda como para reducir demanda agregada.
Ejemplos de estanflación
Curiosamente, el ejemplo de estanflación más cercano también tiene su origen en la escasez energética. En la actualidad, el gas ruso está siendo uno de los factores que están acercando las economías a este punto.
A mediados de los 70 el escenario de estanflación se generó por la escasez de petróleo. Hace 50 años, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió no vender a Occidente. Este hecho provocó el inicio de una recesión junto a un aumento generalizado de los precios.
Más concretamente, en 1977, en España se alcanzó una inflación media del 26 %, con unos tipos de interés del 22 %.
¿Cuál es la solución?
Es importante destacar que no hay una solución concreta, dados los diferentes factores estructurales o difíciles de resolver que pueden generar estanflación. De forma general, se deberían atajar aquellos puntos que se consideran germen del problema.
La dependencia del gas ruso, por ejemplo, es uno de los factores que, probablemente, está impulsando los precios y limitando el crecimiento. Atajar la guerra y, sobre todo, reducir la dependencia energética serían dos objetivos clave para tratar de solventar la actual situación de estanflación.
Como hemos visto, la demanda agregada también es uno de los factores que podrían estar interviniendo de forma negativa en la economía. Subir los tipos y reducir el dinero en circulación podrían ser parte de la solución. Junto a una limitación del gasto público por parte de los Estados. Estas tres cuestiones están manteniendo una alta presión sobre los precios, por lo que su control ayudaría a reducirlos.
¿Qué hacer con tu empresa en estanflación?
Las pymes y los autónomos tienen una ventaja muy importante en un escenario de estanflación. Lógicamente, tienen que afrontar la subida de costes, lo que afecta a su capacidad de compra y producción. Sin embargo, cuentan con una característica clave para este periodo: flexibilidad.
En estanflación es necesario implementar nuevas herramientas para ser más eficientes en los procesos. Cambiar de proveedores, de suministro energético o de metodologías de trabajo es algo mucho más fácil y ágil en una pequeña empresa que en una gran corporación. Aquí tienen una oportunidad.
En la medida de lo posible, las empresas deben tratar de ampliar los periodos de pago y reducir los de cobro. Se trata de contar con tesorería para no depender de financiación, pues esto encarecerá los procesos de expansión e inversión de la organización.
En consecuencia, necesitan mantener un buen flujo de caja y un exhaustivo control de proveedores. En un escenario de estanflación el seguimiento de las finanzas es más importante que nunca.
Un elemento que no ha estado presente en anteriores periodos de estanflación, y del que también pueden sacar partido las pymes y autónomos, es el uso de la digitalización para acelerar procesos y reducir costes.
Dentro de las dificultades que supone este periodo, lo cierto es que nos encontramos en un momento de innovación tecnológica que permite a estas organizaciones dejar de depender de la banca tradicional. Estas entidades están mucho más limitadas para ofrecer soluciones financieras interesantes para pymes y autónomos, al estar directamente influenciadas por la subida de tipos de los bancos centrales.
Preguntas frecuentes
¿Qué relación hay entre estanflación y recesión?
La recesión es una caída continuada de la actividad económica. Si esta viene unida a una subida de precios estaríamos ante una recesión con estanflación, pues se dan las dos circunstancias que definen este concepto: falta de crecimiento y aumento generalizado de los precios.
¿Y entre estanflación y deflación?
Estanflación y deflación tienen un elemento común y otro diferenciador. En ambos cae la economía. Pero en la estanflación los precios aumentan, mientras que en deflación caen.