El principal objetivo es determinar cómo ha ido el año desde un punto de vista económico. Confirmar cuáles han sido los gastos e ingresos reales para evaluar los resultados económicos de la actividad.
También se trata de una excelente oportunidad para analizar gastos según finalidad, proveedor o cualquier otro parámetro. Así como para desgranar ingresos por tipo de cliente, servicio o bien. Información de relevancia que puede resultar determinante para la toma de decisiones estratégicas de cara al próximo año.
Por ejemplo, puede servir para identificar el aumento del gasto en electricidad, que podría aprovecharse de excusa para analizar otros proveedores. O bien la necesidad de implantar ciertas herramientas para evitar costes derivados del aumento de las exportaciones, por citar otro ejemplo que podría darse en una organización.
En segundo lugar, sirve para determinar posibles errores en los apuntes contables. Ciertas discrepancias pueden alertarnos de errores en la documentación, gastos no computados o facturas no cobradas, entre otras cuestiones.
Todos estos puntos marcarán el estado de salud de la organización o actividad profesional. De ahí que sea tan relevante. Ejecutarlo correctamente también nos protege frente a multas de Hacienda, al detectar errores de contabilidad que deben ser subsanados antes de un requerimiento por parte de la Agencia Tributaria.