Como los términos son un poco complejos, te los explicamos a continuación:
- El flujo de caja: todos los recursos disponibles para financiar operaciones. Incluye los fondos disponibles en efectivo, en la cuenta bancaria y los valores negociables.
- Pasivo o deudas a corto plazo: todos los pagos que la empresa debe realizar para financiar su actividad. Esto incluye sueldos, compras a proveedores, gastos de alquiler, impuestos y, en general, deudas a corto plazo necesarias para las operaciones (gastos de mantenimiento, compra de materias primas, compra de equipos, mercancías, etc.).
Así mismo, se pueden dar tres situaciones con la gestión de la tesorería neta:
1. Cuando la tesorería de la empresa es mayor que sus deudas a corto plazo, la posición neta de tesorería es positiva. A primera vista, su situación financiera es saludable. Es capaz de hacer frente a todos sus gastos sin necesidad de ayuda financiera externa.
2. Cuando los activos líquidos de la empresa son iguales a sus deudas a corto plazo, la posición de tesorería neta es cero. Se dice que su situación financiera está equilibrada y no necesita financiación externa. Sin embargo, se encuentra en una posición delicada, ya que no podrá hacer frente a gastos excepcionales.
3. Cuando el flujo de caja de la empresa es inferior a sus deudas a corto plazo, la posición de caja neta es negativa. La empresa no tiene recursos suficientes. Por lo tanto, necesitará apoyo financiero para seguir con sus operaciones.