El flujo de caja libre es una herramienta esencial a la hora de tomar decisiones estratégicas en el seno de una empresa. Este cálculo permite evaluar la capacidad del negocio para generar efectivo más allá de sus necesidades operativas básicas. Y esto, a su vez, permite determinar si el margen financiero existente permite invertir en nuevas oportunidades de negocio sin necesidad de recurrir a financiación externa.
De esta forma, este tipo de flujo de caja es una métrica de especial valía tanto para inversores como acreedores:
- Para los inversores, un flujo de caja libre positivo y consistente es señal de que la empresa es una buena candidata para operaciones financieras como dividendos o recompra de acciones.
- Para los acreedores, un flujo de caja libre sólido es indicador de que el negocio tiene capacidad para hacer frente a sus deudas y, por lo tanto, reducir el riesgo de insolvencia.
En un contexto más amplio, el FCF también ayuda a una mejor planificación financiera por parte de la tesorería de una empresa. Al proporcionar una visión clara del efectivo disponible, es posible planificar con mayor precisión los pagos de impuestos, la inversión en capital y muchos otros gastos significativos.