Capital
En el marco de la economía, el capital es un concepto tan imprescindible que, de alguna forma u otra, puede decirse que no existe economía sin capital. Pero, a la hora de la verdad, este es un concepto complejo que merece la pena conocer en toda su profundidad.
Reducido a su máxima potencia, el capital se refiere al conjunto de activos, bienes o dinero que una empresa o una persona usa para generar ingresos y riqueza a partir de la producción de bienes y/o servicios. Dicho de otra forma, el capital es la suma de la totalidad de recursos que una persona (física o jurídica) invierte en una actividad profesional para obtener beneficios.
Es necesario no confundir capital con dinero: son dos conceptos relacionados, pero para nada sinónimos. Al fin y al cabo, el dinero puede utilizarse como capital en el caso de que sea invertido en activos que ayuden a generar ingresos. Porque, como su propia definición deja claro, el objetivo del capital es el lucro, la obtención de beneficios.
El capital es la fuerza madre que impulsa el desarrollo tanto de las empresas como del sistema económico en general. En economía, de hecho, se considera que el capital es uno de los cuatro factores básicos de producción junto a la tierra, el trabajo y la tecnología.
Este es un concepto que ya fue definido por el propio Karl Marx como una relación social en la que existen los poseedores de los activos y los que, mediante su propio trabajo, contribuyen a la generación de bienes y servicios. El capital es, por lo tanto, un componente fundamental del sistema económico que acaba moldeando dinámicas paralelas como las estructuras de propiedad o las relaciones de inversión.
¿Qué tipos de capital existen?
Categorizar el capital es una tarea compleja, ya que puede hacerse en relación a diferentes factores. Los tienes todos a continuación.
Según el propietario
Dependiendo del propietario, podemos hablar de:
- Capital público, propiedad del estado o el gobierno. Este es el tipo de capital que maneja una empresa estatal, por ejemplo.
- Capital privado, propiedad de empresas o particulares (es decir: agentes privados y personas particulares). Este es el capital de cualquier empresa constituida como sociedad, por ejemplo.
Según el plazo
En base al período de tiempo en el que se contempla, podemos hablar de:
- Capital a corto plazo, capaz de generar beneficios en un periodo de tiempo inferior a un año. A un nivel puramente contable, el capital a corto plazo se refiere al activo corriente de una empresa.
- Capital a largo plazo, invertido con la idea de generar ingresos en un período de tiempo superior a un año. Cualquier tipo de construcción (es decir: una inversión que implica una gran cantidad de dinero y que necesita grandes beneficios para ser rentabilizada) entraría dentro de esta tipología. En lo relativo a la contabilidad de las empresas, estaríamos hablando del activo no corriente.
Según la constitución del propio capital
En relación a la forma en la que está constituido, podemos hablar de:
- Capital físico (o tangible), referido a aquel capital que es tangible. Aquí estaríamos hablando de maquinaria industrial, equipo informático, etc.
- Capital intangible, referido a aquel capital que, pese a ser real, no es tangible o visible. Una idea, por ejemplo, puede ser capital intangible siempre que se haya registrado con una patente. Y lo mismo aplica a los derechos de propiedad intelectual, marcas, etc.
Según la función
La función determina múltiples variantes de capital. Entre ellas, podemos hablar de:
- Capital humano, que cuantifica el valor económico de los conocimientos y habilidades de un profesional.
- Capital financiero, que representa la suma total del patrimonio de una persona (valorado siempre según los precios de mercado).
- Capital social, que se refiere a la aportación al capital de cada uno de los socios de una empresa a cambio de una participación estipulada en la sociedad y una porción de los beneficios que esta genere.
- Capital riesgo, que comprende todas aquellas inversiones en el capital social de una empresa privada que habitualmente no cotiza en bolsa.
- Capital flotante, que es el porcentaje de acciones de una empresa que está en circulación y que puede ser adquirido por inversores minoristas. Este tipo de capital se refiere a las acciones que cotizan en bolsa.
El objetivo del capital
Siempre en el marco de la economía, el capital está considerado como un factor básico tanto para la producción como para el impulso empresarial. Su objetivo principal es, por lo tanto, generar ingresos y obtener beneficios mediante el uso de activos, bienes o dinero. Para conseguir esta meta, sin embargo, es necesario renunciar al uso de esos mismos recursos o activos.
El ejemplo más claro de esto es el dinero: si se usa como capital, no puede usarse para consumir. Otros ejemplos serían la compra de participaciones en una empresa, el contrato de depósitos de diferente tipo o el alquiler de un bien inmobiliario. En todos estos casos, se están usando los bienes como capital.
Aunque también es necesario asumir que esta es una inversión cuyo retorno nunca está asegurado y depende de múltiples factores. Dicho de otra forma: la tenencia o inversión del capital no asegura que el resultado vaya a ser beneficioso, sino que hay que establecer las estrategias pertinentes para que así sea.
¿Cómo se capitalizan entonces los recursos? No existe una única forma de hacerlo, sino que hay múltiples instrumentos y vehículos de inversión que pueden ser utilizados para transformar los bienes en capital. En el marco de una empresa, por ejemplo, los socios utilizan sus propios recursos económicos para poner en marcha la actividad profesional. Pero también hay que tener en cuenta otros recursos más allá del propio dinero, como pueden ser los medios de producción o ciertos recursos intangibles como la marca o el capital humano.
Según Marx, la propiedad de activos es el factor de unión entre la generación de valor económico y la participación en la economía. Al fin y al cabo, esta relación es lo que impulsa a los inversores a invertir sus bienes económicos en las empresas esperando obtener ganancias. Además, al ser un componente esencial entre lo factores de producción, el capital juega un papel determinante a la hora de definir precios de mercado. Es, por lo tanto, un catalizador del progreso que conecta la generación de valor, la toma de decisiones económicas y la búsqueda constante de beneficio.
Diferencia entre capital financiero y capital físico
Entender la diferencia entre capital financiero y capital físico es esencial para comprender el complejo papel que los activos juegan en un entorno tanto económico como empresarial. La relación entre estos dos tipos de capital juega un papel crucial en la gestión empresarial, pero también en las dinámicas generales de la economía global.
El capital financiero se refiere a todos los recursos monetarios y a los activos líquidos que posee una empresa o inversor. Este capital se utiliza para realizar inversiones y transacciones, además de para participar directamente en actividades financieras. La inversión en acciones, bonos y otros recursos económicos es un buen ejemplo de capital financiero.
Por su parte, el capital físico se refiere a los bienes tangibles que una empresa necesita para producir, operar y ejercer su actividad profesional. Aquí se incluyen la maquinaria, el equipo, la infraestructura o cualquier otro elemento físico que se utiliza en el proceso de producción. Este tipo de capital es de vital importancia a la hora de mejorar la productividad y la eficiencia de una empresa.
La principal diferencia entre capital financiero y capital físico, por lo tanto, está en la naturaleza de cada uno de ellos. Mientras que el primero se centra en la liquidez y los valores monetarios (por definición, intangibles), el segundo se enfoca en los recursos materiales y tangibles. El equilibrio entre estos dos tipos de capital, por lo tanto, define la capacidad de una empresa para crecer, prosperar y adaptarse a cambios.
El capital en la inversión y la propiedad
En un contexto económico y empresarial, el capital desempeña un papel esencial en los ámbitos de la inversión y la propiedad. Empezando por la inversión, es necesario entender que el capital financiero es un catalizador que guía las decisiones económicas a la hora de asignar recursos económicos para obtener rendimientos. Los inversores (ya sean personas o empresas) convierten sus bienes en capital con la esperanza de generar ganancias.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la relación entre capital e inversión es compleja. Al fin y al cabo, las inversiones suelen ser una de las principales fuentes de financiación de las que disponen las empresas para expandir su actividad profesional, mejorar su producción de bienes o servicios y, en definitiva, fortalecer su posición en el mercado.
En lo que respecta a la propiedad, también es necesario tener en cuenta ciertas circunstancias. En el seno de una empresa, el capital es el instrumento a través del que los socios acceden a una propiedad compartida con la idea de asumir riesgos pero, en última instancia, compartir también beneficios.
En resumidas cuentas, y tal y como ya postuló Marx en su momento, la relación intrínseca entre capital, inversión y propiedad es crucial en el funcionamiento financiero de las empresas. Una gestión optimizada de estos factores es la mejor forma de asegurar el crecimiento de un negocio en el complejo panorama económico actual.