El Procedimiento Especial para Microempresas: ¿qué es y en qué consiste?

Primero, una realidad: las microempresas son la columna vertebral del tejido empresarial español. Según el Ministerio de Industria y Turismo,.) en 2023 supusieron más del 98% de las registradas y dieron empleo a una parte significativa de la población. O sea, que su contribución a la economía nacional es vital. Pero, por su reducido tamaño y sus recursos limitados, son más vulnerables en tiempos de crisis. 

Por todo ello, es esencial que cuenten con mecanismos legales con los que afrontar situaciones de insolvencia. Aquí entra en juego la Ley Concursal y sus artículos, como el que trata el Procedimiento Especial para Microempresas, que es una herramienta jurídica de importancia capital y que desgranamos a continuación.

Empezamos con la definición: el procedimiento especial para microempresas es una modalidad específica dentro de la Ley Concursal (TRLC) española destinada a gestionar la insolvencia de microempresas. Para ser más exactos, en el Libro Tercero. Principalmente, se diferencia porque ofrece más agilidad y menos costes que los procedimientos concursales ordinarios.

A su vez, este procedimiento fue introducido como parte de una reforma más amplia del marco concursal en España. ¿Su objetivo? Ofrecer una solución más adaptada a las necesidades y las características de las microempresas.

El principal problema para las microempresas en situaciones de insolvencia es la falta de recursos para hacer frente a los costes y la complejidad de los procedimientos concursales tradicionales. Estos suelen ser largos, caros y con una carga burocrática que muchas microempresas no pueden asumir.

Así mismo, el Procedimiento Especial para Microempresas se diseñó para ser más accesible y menos oneroso. Con él, estas empresas tienen más facilidad para resolver su insolvencia con rapidez y eficiencia.

En cuanto a sus características, el Procedimiento Especial para Microempresas destaca por unos elementos que lo diferencian de los procedimientos concursales convencionales.

Es menos burocrático, ya que reduce el número de trámites, formularios y documentos. Además, elimina algunas etapas que, en un procedimiento ordinario, serían obligatorias.

Una de las innovaciones más importantes de este procedimiento es el uso de una plataforma electrónica específica para la gestión del concurso. Esta permite la comunicación fluida entre deudor, acreedores y el juez, lo que acelera el proceso y reduce errores o retrasos derivados del manejo manual de documentos.

Los costes asociados al Procedimiento Especial para Microempresas son menores. El motivo es la simplificación del proceso y el uso de la plataforma electrónica, que elimina intermediarios y reduce el tiempo dedicado a la gestión del concurso.

Es un procedimiento diseñado para resolverse en un plazo más corto que un concurso ordinario. Algo clave para evitar que la mala situación financiera de la empresa se deteriore aún más durante el proceso.

Aunque el procedimiento culmine en la liquidación de la empresa, uno de sus objetivos iniciales es facilitar la reestructuración y la continuidad de la actividad del negocio. Para ello, regula planes de reestructuración adaptados a las microempresas.

Para entenderlo mejor, esta comparativa entre el Procedimiento Especial para Microempresas y el ordinario destaca las diferencias más notables entre ambos:

Eso sí: no todas las sociedades y negocios pequeños o medianos pueden acogerse a este procedimiento. Para eso hay que cumplir con los requisitos de la Ley Concursal (TRLC) que te detallamos a continuación:

• Cumplir con la definición de microempresa. Según la normativa europea y española, una microempresa tiene menos de 10 empleados y su volumen de negocio anual o balance general no supera los 2 millones de euros.
• Estar en estado de insolvencia actual o inminente. O sea, que la microempresa no puede cumplir con sus obligaciones financieras (por ejemplo, reembolsando créditos), estando en peligro su continuidad.
• Acreditar la situación financiera. Para eso es obligatorio presentar:
  • Balance actualizado.
  • Cuenta de pérdidas y ganancias.
  • Inventario detallado de bienes y derechos que reflejen su situación patrimonial.
• Hacer la solicitud a través de la plataforma electrónica. El procedimiento debe realizarse mediante el servicio electrónico habilitado para este fin.

Precisamente, el Procedimiento Especial para Microempresas está estructurado en varias fases. En concreto, en cinco etapas que abordan la insolvencia de la empresa de forma ordenada, ya sea para su liquidación o para su reestructuración y continuidad.

El proceso se inicia con la apertura. Es decir, con la solicitud formal del deudor o, en algunos casos, de un acreedor. Esta se conforma de:

• La propia presentación de la solicitud a través de la plataforma electrónica.
• La documentación financiera (balance de situación, cuentas de pérdidas y ganancias, inventario de bienes, etcétera).

Una vez presentada la solicitud, el juez competente revisa y aprueba la apertura del procedimiento, lo que da inicio formal al concurso.

Tras la apertura, comienza la fase de comunicación con los acreedores. Durante esta etapa, se llevan a cabo las siguientes acciones:

• Notificación a los acreedores sobre la apertura.
• Presentación de los créditos por parte de los acreedores por la plataforma electrónica.
• Revisión y verificación de los créditos presentados por el administrador concursal.

Esta fase tiene un plazo limitado para evitar dilaciones, lo que contribuye a agilizar el proceso.

Dependiendo de la viabilidad de la empresa y de su situación financiera, el procedimiento puede seguir dos caminos: la liquidación de la empresa o la continuación de su actividad con una reestructuración de deudas.

• Plan de liquidación. Si la empresa no es viable, se procede a la liquidación de sus bienes. Aquí, se elabora un plan de liquidación que incluye la venta de activos y la distribución de los fondos obtenidos entre los acreedores según el orden de prelación establecido por la ley. Después debe ser aprobado por el juez antes de su ejecución.
• Plan de continuación. Si la empresa es viable, se presenta un plan de continuación, que suele incluir la reestructuración de las deudas y un plan de pagos que permita a la sociedad mantener su actividad. Este también debe ser aprobado por el juez y contar con el respaldo de los acreedores.

Es decir, que el plan de liquidación o de continuación define el futuro de la empresa y el grado de satisfacción de los acreedores.

Una vez aprobado el plan de liquidación o de continuación, se procede a su ejecución. Esta fase es crítica, ya que supone implementar las acciones previstas, entre las que se pueden incluir actividades como:

• Venta de bienes y activos de la empresa (en caso de liquidación).
• Implementación de reestructuraciones financieras o de personal.
• Ejecución del plan de pagos a los acreedores.
• Supervisión del cumplimiento del plan por parte del administrador concursal y el juez.

Así mismo, las correctas ejecuciones garantizan la efectividad del procedimiento y el cumplimiento de los derechos de todas las partes.

Por último, el procedimiento concluye con la aprobación judicial del plan, ya sea la liquidación o la continuación. Así mismo, esta conclusión implica:

• Emisión de la resolución judicial que finaliza el concurso.
• Liquidación de la empresa (en caso de disolución) o continuación de su actividad bajo las nuevas condiciones (en caso de reestructuración).
• Extinción de las obligaciones concursales y archivo del expediente.

Sea cual sea la conclusión, el Procedimiento Especial para Microempresas ofrece ventajas tanto para los deudores como para los acreedores. Sin ir más lejos:

• Rapidez. Al tener un plazo más corto que un concurso ordinario, permite a las microempresas hacer frente a sus problemas financieros sin prolongar su situación de incertidumbre.
• Costes reducidos. Es ostensiblemente más barato, lo que es de gran ayuda para microempresas con recursos limitados e incapaces de asumir los costes de un procedimiento más complejo.
• Mayor control para el deudor. En el Procedimiento Especial para Microempresas el deudor tiene mayor control sobre el curso del proceso. Por ende, puede tomar decisiones más acordes a su situación particular.
• Protección de los acreedores. El servicio electrónico y la transparencia del proceso propician una comunicación clara y protegen los intereses y derechos de los acreedores tanto a lo largo del procedimiento como en las ejecuciones.
• Facilidad de acceso. Al estar diseñado específicamente para microempresas, es más accesible para estas entidades, las cuales pueden acogerse a él sin una estructura compleja y sin la asistencia de asesores legales de alto coste.

No obstante, a pesar de sus ventajas, el procedimiento especial para microempresas también presenta desafíos y limitaciones. Principalmente, estos cuatro:

1. Complejidad en la reestructuración. Aunque es más simple que un concurso ordinario, la reestructuración de deudas es una tarea compleja. Más todavía si la empresa tiene múltiples acreedores con intereses contrapuestos.
2. Estigmatización del concurso. Algunas microempresas temen acogerse a él por si afecta negativamente a su reputación. Esta percepción puede retrasar aún más su solicitud de concurso, empeorando y agravando la situación de insolvencia.
3. Recursos limitados. Las microempresas, por su naturaleza, tienen recursos humanos y financieros limitados. Gestionar un procedimiento concursal, aunque sea en este régimen especial, supone una carga económica. Por eso es tan importante contar con el apoyo adecuado, tanto con asesores como con herramientas tecnológicas que faciliten el proceso.
4. Dependencia de la plataforma electrónica. Si bien el uso de una plataforma electrónica es una ventaja en términos de agilidad y transparencia, también puede representar un desafío para microempresas que no están familiarizadas con la tecnología y el mundo digital.

En Qonto sabemos de la eficacia de este procedimiento especial en múltiples situaciones. De hecho, valoramos sus ventajas, ya que superan a sus inconvenientes. 

Basta con investigar nuestros artículos y ejemplos de microempresas exitosas en España, para comprobarlo. Casos que han superado estados de insolvencia, ya sea con este proceso o no, mediante una gestión adecuada y oportuna.

De todas formas, por si tienes más dudas, a continuación respondemos las preguntas más frecuentes sobre el Procedimiento Especial para Microempresas.

Un procedimiento de concurso es un proceso legal que se inicia cuando una empresa no puede cumplir con sus obligaciones financieras de manera regular y sostenida. Su objetivo es reestructurar o liquidar la empresa con orden, asegurando que los acreedores reciban el mayor pago posible por sus créditos, y permitiendo, en su caso, la continuidad de la empresa.

En el contexto de las microempresas, el procedimiento especial es una modalidad de concurso diseñada para hacer este proceso más accesible y con menos costes, lo cual se ajusta más a las características de estas pequeñas y medianas empresas.

Depende de la complejidad del caso, pero, en general, es mucho más rápido que un concurso ordinario. Normalmente, dura entre 6 y 12 meses desde la presentación de la solicitud hasta la conclusión del proceso.

En España existen varios procedimientos concursales pensados para abordar la insolvencia de diferentes tipos de empresas. Los principales son:

• Procedimiento ordinario. Es el procedimiento concursal estándar, utilizado por la mayoría de las empresas que no cumplen con los requisitos para acogerse a un procedimiento simplificado.
• Procedimiento abreviado. Este procedimiento es más rápido que el ordinario y se aplica a empresas de menor tamaño que cumplen ciertas condiciones.
• Procedimiento especial para microempresas. Es el procedimiento simplificado y ágil creado concretamente para microempresas, tal como se ha detallado en este artículo.

Cada uno de tiene sus características y requisitos, por lo que habría que analizar bien en cada caso cuál es el más adecuado para cada situación particular.

La Ley Concursal (TRLC) es el marco normativo que regula los procedimientos de insolvencia en España. Así mismo, incluye artículos y disposiciones específicas (como, en este caso, el Libro Tercero) para diferentes procedimientos concursales, entre ellos el Procedimiento Especial para Microempresas.

El objetivo del TRLC es ordenar y regular los procesos concursales para garantizar la equidad entre deudores y acreedores frente a casos de insolvencia. Así, facilita la reestructuración de negocios en dificultades y asegura que los acreedores reciban un trato justo en la distribución de los activos y bienes de la empresa.

En definitiva, el Procedimiento Especial para Microempresas es idóneo por su simplicidad, rapidez y su coste reducido. Da la posibilidad a pequeñas sociedades de reorganizarse o liquidarse protegiendo a deudores y a acreedores. Precisamente por eso, en un entorno económico incierto, es un mecanismo jurídico básico para el mantenimiento del empleo y la actividad económica de un país.

Para las microempresas, comprender y utilizar este procedimiento puede ser la clave para superar una crisis financiera. He ahí la importancia de que los empresarios estén bien informados sobre sus opciones y busquen el asesoramiento adecuado.

Es aquí donde entra en juego Qonto, un socio que conoce el desafío que supone hacer una buena gestión de gastos en pymes y microempresas. Contamos con la experiencia y los recursos necesarios para apoyar a diversas empresas y negocios en cualquier etapa. Por eso, si tienes dificultades financieras o simplemente deseas mejorar la gestión de tus finanzas, te animamos a explorar y conocer nuestros servicios.