Llevamos recorrido un cuarto de siglo XXI y estamos inmersos en plena era digital y de la IA, pero aún hay cosas que no cambian, desgraciadamente. En muchas empresas todavía persiste la idea de que trabajar más es sinónimo de rendir mejor. Sin embargo, la experiencia nos muestra lo contrario: no se trata de hacer más horas, sino de trabajar en mejores condiciones.
La productividad florece en entornos donde las personas se sienten valoradas, donde el entorno laboral cuida tanto el cuerpo como la mente y donde la organización se preocupa genuinamente por el bienestar de su plantilla. Y esto no solo afecta a las grandes marcas.
Cada vez más pymes y microempresas rediseñan sus estrategias para incluir políticas de bienestar laboral. Porque cuando el bienestar pasa a ser parte del ADN empresarial, los resultados llegan: equipos más felices, menos rotación y más rentabilidad. No hace falta ser una multinacional para lograrlo. Lo importante es tener un plan, compromiso y una visión centrada en las personas.