Startup
Puede que, hace un par de décadas, nadie hubiera escuchado la palabra startup. Pero no hay duda de que, a día de hoy, todo el mundo está familiarizado con este concepto que se ha convertido en el trampolín perfecto del mundo empresarial.
Dentro del marco del emprendimiento, una startup es una empresa de nueva creación caracterizada por dos factores: su potencial de crecimiento rápido y su enfoque hacia los campos de la innovación y la tecnología. Las startups son empresas emergentes que nacen con la intención de solucionar un problema específico del mercado mediante la creación de productos o servicios cuanto más disruptivos mejor.
A diferencia de las empresas tradicionales, comúnmente asentadas en mercados de probada eficacia en los que no existe el riesgo, las startups se especializan en sectores como la tecnología y la digitalización. Son compañías que nacen del impulso de emprendedores que realmente buscan conseguir un impacto y transformar el panorama industrial.
Las startups suelen buscar financiación a través de diversos medios, incluso los más alternativos. Sus fondos provienen de inversores privados (business angels), fondos de inversión e incluso plataformas de financiamiento colectivo (crowdfunding).
Por lo tanto, no resulta desacertado afirmar que una startup es mucho más que una simple empresa: es un proyecto de amplia carga visionaria impulsado por la pasión de sus fundadores y con la ambición de cambiar tanto el status quo como el modus operandi del panorama empresarial. Su apuesta por la innovación y su espíritu de adaptación son las herramientas con las que conquistan territorios empresariales desafiantes a la búsqueda de oportunidades de crecimiento.
¿Cómo es una startup?
Las startups suelen ser empresas jóvenes con productos, servicios, tecnologías y modelos de negocio innovadores y escalables. En su fase inicial, suelen disponer de un capital reducido y de un flujo de caja negativo.
Sin embargo, este tipo de empresa también se caracteriza por un potencial de crecimiento superior a la media tanto en ventas como en número de empleados. La falta de conocimiento especializado, algo que podría resultar negativo a la hora de implementar la idea de negocio, se compensa generalmente con la contratación de expertos externos.
Además de una idea de negocio innovadora y un modelo de negocio escalable, una startup necesita capital para empezar a desarrollar su actividad profesional. Los fundadores no suelen disponer de suficiente capital, por lo que es necesario recurrir a diferentes métodos de financiación. La mejor manera de convencer a los inversores es con un plan de negocios detallado.
Dentro del mundo de las startups, que pueden ser tanto B2B como B2C, las empresas que más abundan son:
- Las FinTech, especializadas en finanzas y tecnología.
- El comercio electrónico (tiendas online).
- Las startups verdes, que apoyan objetivos medioambientales para una economía sostenible.
¿Qué forma jurídica es la más recomendable para una empresa emergente?
Al crear una startup, los fundadores pueden elegir entre las diferentes formas legales de una empresa. Esta elección debe estar bien pensada y meditada, ya que, aunque hacer un cambio de forma legal es posible una vez fundada la empresa, a menudo implica un gran esfuerzo y un sobrecoste.
A continuación tienes una lista con las formas legales empresariales que mejor se ajustan a las necesidades de las startups:
- Sociedad Limitada de Nueva Empresa (SLNE). La SLNE es una forma jurídica específica de las startups, lo que implica beneficios fiscales y ventajas administrativas para los nuevos negocios de estas características.
- Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) o Sociedad de Responsabilidad Limitada Unipersonal (SRLU). Esta forma legal implica una limitación en la responsabilidad social de los socios, que solo se hacen cargo de la deuda de una empresa en base al capital que hayan aportado. Tanto la SRL como la SRLU posibilitan una separación entre propiedad y gestión, lo que resulta muy atractivo para los inversores.
- Sociedad Anónima (SA). Esta suele ser la opción de las startups cuyo objetivo es la recaudación de capital de inversores a través de la emisión de acciones. Al igual que en el caso anterior, gestión y propiedad están debidamente separadas.
- Autónomo. Muchas startups empiezan siendo el proyecto de un emprendedor individual, ya que esta forma legal es sencilla y evita complejidades legales. Como factor negativo, sin embargo, hay que tener en cuenta que una única persona debe asumir el total de la deuda de una empresa, y eso puede acabar resultando problemático.
- Sociedad de Capital Riesgo (SCR). Esta es una forma jurídica exclusiva de las empresas que sirven de plataforma de inversión a la hora de administrar fondos de capital riesgo.
- Cooperativa. Esta forma legal solo es posible si la startup se basa en los valores cooperativos y en la participación activa de los socios.
La cuenta de empresa online ideal para el proceso de creación de un nuevo negocio.
¿Cuáles son los métodos de financiación más habituales para las startups?
Ya ha quedado claro que la financiación es un factor básico de las startups. Pero, a este respecto, ¿qué posibilidades existen? A continuación tienes una lista con los métodos de financiación más comunes:
- Autofinanciación (bootstrapping). Los fundadores pueden usar sus propios ahorros personales para financiar la fase inicial de su startup. Esto ofrece una gran ventaja, ya que les permite tener el control total sobre el negocio.
- Familiares y amigos. Muchas startups recurren a la aportación monetaria de familiares y amigos para ponerse en marcha. Siempre hay que abordarla, eso sí, desde la transparencia absoluta.
- Préstamos y créditos. Las entidades financieras ofrecen préstamos bancarios, líneas de crédito y otros métodos de financiación especialmente diseñados para las startups.
- Crowdfunding. Abundan las empresas que recurren a las plataformas de crowdfunding para recaudar fondos. Esta recaudación puede hacerse ofreciendo recompensas o participación accionaria.
- Business angels. Los business angels son inversores privados que aportan capital y experiencia a cambio de una participación de la startup.
- Aceleradoras e incubadoras. Abundan programas que ofrecen financiamiento, mentoría y recursos para startups a cambio de cierta participación en el negocio. Este modelo es interesante porque las aceleradoras e incubadoras también ponen al servicio de la startup su propia red de contactos.
- Subvenciones y concursos, algunos de ellos a nivel gubernamental.
- Inversión de capital riesgo. Existen empresas de capital riesgo que financian startups a cambio de una participación accionaria. Lo suelen hacer atraídas por la capacidad de crecimiento rápido.
Todo sobre la Ley de Startups
Dentro de las medidas legales conocidas como Estrategia España Nación Emprendedora, la Ley de Fomento del Ecosistema de las Empresas Emergentes se encarga de definir el marco legal para las startups de nuestro país.
Para empezar, esta ley considera que una startup es una empresa que reúne los siguientes requisitos:
- Tener el domicilio social permanente en España.
- No superar los cinco años de antigüedad (siete años en el caso de ciertos sectores estratégicos).
- Tener un volumen de negocio anual que no supere los diez millones de euros.
- Desarrollar un proyecto de emprendimiento innovador con un modelo de negocio escalable.
- No provenir de una operación de fusión, escisión o transformación de empresas preexistentes.
- No cotizar en bolsa ni distribuir dividendos.
A su vez, la Ley de Startups trabaja específicamente tres puntos de vital importancia para este modelo de emprendimiento.
1. Adaptación de la fiscalidad. Obviamente, una startup no afronta los mismos retos fiscales que una empresa clásica. Por eso la Ley de Startups incluye adaptaciones específicas como:
- La reducción del tipo impositivo. El tipo impositivo en el Impuesto sobre Sociedades y en el Impuesto sobre la Renta de No Residentes se reduce hasta el 15 % desde el 25 % del carácter general durante un periodo de tiempo máximo de cuatro años desde el primer periodo en el que la base imponible sea positiva.
- Agilidad administrativa. La Oficina Nacional de Emprendimiento se crea con el objetivo de ser la ventanilla única para los trámites administrativos de los emprendedores. Además, la «Ley Crea y Crece» permite crear una empresa en tan solo seis horas y aportando un euro de capital social inicial.
2. Impulso del talento. El nuevo visado para nómadas digitales, que tiene una duración de un año, permite que los trabajadores extranjeros puedan tributar en base al Impuesto sobre la Renta de No Residentes en vez de hacerlo en base al IRPF. Además, la ley estimula el talento con un tratamiento fiscal favorable a las «stock options».
3. Fomento de la inversión. Teniendo en cuenta que la inversión es el principal método de financiamiento de las startups, la nueva ley incluye medidas favorables para fomentarla. Algunas de ellas son:
- Ventajas para inversores extranjeros.
- Aumento del porcentaje de deducción en el IRPF.
- Trato favorable al «carried interest» (rendimiento obtenido por el éxito de gestión del negocio).
- Apoyo a startups a través de estímulos que benefician a business angels y socios fundadores.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de una startup?
Las startups han irrumpido en el panorama empresarial con tanta fuerza que bien puede parecer que todo son ventajas a la hora de emprender con este modelo de negocio. Pero, como siempre ocurre, es necesario observar las luces y las sombras de un fenómeno antes de apostar por él.
En el caso de las startups, es necesario tener en cuenta todo un conjunto de ventajas realmente interesantes para cualquier emprendedor:
- Facilidad de financiación. En los últimos años, los inversores y business angels se han mostrado especialmente interesados en las startups, lo que hace que sea más fácil encontrar financiación con este modelo de negocio.
- Rápido crecimiento. El marco empresarial en el que se mueven las startups hace posible que, en el caso de que esta tenga éxito, su crecimiento sea inmediato y que, por lo tanto, en poco tiempo sea capaz de amasar ingresos mucho más que significativos.
- Independencia. Crear una empresa no está al alcance de todo el mundo, pero existen fundadores de startups realmente jóvenes que, tan solo con una buena idea, han sido capaces de levantar negocios millonarios.
- Flexibilidad. Una startup es mucho más ágil y flexible que una empresa tradicional, y eso ayuda a la hora de adaptarse tanto a un mercado cada vez más cambiante como a un cliente cada vez más volátil.
- Innovación y creatividad. Estos dos campos empresariales resultan especialmente estimulantes a la hora de crear nuevas soluciones disruptivas para problemas existentes en diferentes mercados.
Por el contrario, también existen todo un conjunto de desventajas de las startups que es necesario tener en cuenta:
- Inestabilidad. Para triunfar, una startup debe moverse con velocidad en una panorama de creación empresarial en el que la estabilidad escasea.
- Riesgo financiero. No se puede obviar el hecho de que hay una gran cantidad de startups que no consiguen tener éxito y que, por lo tanto, se acaban enfrentando a grandes riesgos financieros únicamente solventables con grandes inversiones externas.
- Limitación de recursos. Muchas veces, una startup tiene que contentarse con optimizar el presupuesto y exprimir sus recursos humanos. Esto significa que, si las inversiones iniciales no son elevadas, por ejemplo, no podrá contar con los mejores profesionales. Y eso también es un riesgo.
- Competencia desmesurada. La sobreabundancia de startups ha creado un panorama altamente competitivo en el que puede ser difícil encontrar y fidelizar inversores y clientes.
- Presión y estrés. La suma de todos los factores anteriores hace que, en la mayoría de ocasiones, trabajar en una startup implique una presión y un estrés superiores a lo habitual en el panorama empresarial.
¿Cuándo deja una empresa de ser una startup?
Si nos ceñimos a lo básico, podría afirmarse que una startup deja de serlo precisamente cuando convierte sus números negativos en números positivos. Dicho de otra forma: cuando deja de tener pérdidas y empieza a tener beneficios.
Pero, en el mundo empresarial, las cosas nunca son tan sencillas. Así que una startup puede dejar de serlo por muchos motivos diferentes como los que aparecen listados a continuación:
- Cuando alcanza un nivel de crecimiento y escala significativo a efectos de ingresos, clientes, empleados y presencia en el mercado.
- Cuando se convierte en un jugador relevante en el mercado en el que opera y, por lo tanto, deja de jugar en las ligas menores.
- Cuando alcanza una madurez operativa y organizativa tanto en estructura como en gestión.
- Cuando diversifica sus productos o servicios y expande su oferta más allá de lo que ofrecía inicialmente y que le hizo sobresalir en el mercado.
- Cuando alcanza una rentabilidad sostenible durante un período de tiempo prologando y, en consecuencia, deja de depender de la financiación para operar.
- Cuando minimiza el riesgo y la volatilidad de sus operaciones y entra en una fase prolongada de estabilidad y predicibilidad financiera.
- Cuando cambia su cultura organizativa para adaptarse a una coyuntura empresarial de mayor envergadura.
¿Cuál es el perfil profesional de un fundador de startup?
Con una edad media de 35 años, los fundadores de startups son significativamente jóvenes dentro del panorama empresarial. Aunque el número de fundadoras de este tipo de empresas aumenta constantemente, su proporción es significativamente menor que la de los hombres: en torno al 80 % de las startups españolas son creadas por hombres. En general, sin embargo, el número de mujeres empleadas en este tipo de empresas ha aumentado en los últimos años.
La digitalización tiene un gran impacto: la mayoría de las startups tienen modelos de negocios en los que lo digital juega un papel protagonista. Es interesante considerar, sin embargo, que los fundadores suelen provenir en su mayoría de estudios de economía y no de otros campos como la tecnología de la información, la informática o las matemáticas.
En conclusión, un fundador de startup suele distinguirse por los siguientes rasgos profesionales:
- Visión para identificar nuevas oportunidades de mercado.
- Sentido de liderazgo para inspirar y guiar a su equipo.
- Innovación par desarrollar ideas disruptivas que satisfagan necesidades existentes.
- Adaptabilidad con la que abordar situaciones de cambio constante.
- Pasión y determinación para superar obstáculos y tener éxito ante grandes desafíos.
- Capacidad de aprendizaje para aprender nuevos conocimientos y habilidades.
- Mentalidad emprendedora capaz de asumir riesgos calculados y de experimentar.
- Habilidades de comunicación para comunicar su visión y vender su idea de manera efectiva ante inversores, socios, empleados y clientes.
- Conocimiento del mercado, la competencia y las tendencias de consumo.
- Habilidades técnicas en áreas como el desarrollo de sofware, el diseño, la ingeniería y lo digital.
- Red de contactos sólida en la industria.