La mayoría de las empresas necesitan fondos para crecer o ampliar su actividad. Estos son los tres principales métodos de financiación para empresas:
Fondos propios
La financiación con capital propio es un factor clave en la creación de una empresa. Para cubrir las necesidades de tesorería en el momento del lanzamiento, los socios de la empresa realizan aportaciones de capital. Por ejemplo, este paso incluye la aportación de capital mínimo (1 €) necesario para completar el registro de la empresa.
A medida que una empresa crece, puede necesitar aumentar su capital social. En este caso, los socios disponen de varias opciones de financiación:
- Una ampliación de capital con nuevas aportaciones.
- Inyectar fondos de la cuenta corriente de un socio.
- Abrir el capital social de la empresa a otros inversores.
Si tus necesidades de financiación están vinculadas a inversiones, ponte en contacto con las autoridades locales para obtener subvenciones. La principal ventaja de este método de financiación es que las empresas no tienen obligación de devolver las cantidades concedidas.
Préstamos bancarios para empresas
De todas las fuentes de financiación, el crédito empresarial es uno de los medios más comunes y preferidos por las empresas. Sin embargo, convencer a los bancos para que aprueben un préstamo no siempre es fácil para los empresarios.
Los bancos siempre intentarán minimizar los riesgos en caso de que una empresa fracase. En consecuencia, suelen pedir una importante contribución personal del prestatario, a menudo entre el 10 % y el 50 % de la cantidad prestada. Además de este depósito personal y de un Plan de negocio convincente, los bancos exigen garantías sólidas sobre los activos de la empresa prestataria o sus asociados antes de conceder un préstamo. Estas garantías pueden incluir:
- Una fianza solidaria que permita al banco transferir la deuda a los directivos sin tener que actuar primero contra la empresa.
- Una fianza de una parte del capital social o empresarial.
- Otros medios de financiación externa.
Si no dispones de suficientes activos financieros y aportaciones personales para convencer a los bancos de que le presten dinero, existen otras líneas de financiación que pueden ayudarte.
Si deseas adquirir equipos o bienes inmuebles, el leasing puede ser una buena alternativa. Para ello, ponte en contacto con empresas de leasing especializadas que te comprarán estos activos y luego te los alquilarán. Al final del contrato de leasing, tienes tres opciones:
- Devolver el bien a la empresa de leasing.
- Renovar el contrato de leasing.
- Comprar el bien a un precio inferior que tenga en cuenta el alquiler que ya has pagado.
Factoring
Otra solución para las empresas que buscan mejorar su tesorería es el factoring o anticipo de facturas. El factoring permite a las empresas ceder los créditos relacionados a su actividad comercial a otra, quien se encarga de gestionar el cobro. Además de cubrir sus necesidades de financiación a corto plazo, el factoring protege a la empresa de las deudas impagadas de sus clientes. En efecto, es la entidad financiera quien asume el cobro de esas deudas.
Crowdfunding
El crowdfunding es otra fuente de financiación externa que se está popularizando entre las pymes. Optar por una plataforma de crowdfunding permite a las empresas recaudar fondos rápidamente entre un amplio público de inversores particulares. En lugar de ser una alternativa a los préstamos bancarios, el crowdfunding suele complementar un préstamo empresarial.
Si tu proyecto empresarial tiene un gran potencial de crecimiento, puedes recurrir a sociedades de venture capital o a particulares con experiencia inversora conocidos como business angels.