Inflación
Los sucesos de los últimos años en la economía global han puesto el foco de interés sobre la inflación, pero este es un concepto realmente complejo que ya ha despuntado con anterioridad en otros momentos históricos.
La inflación es el crecimiento generalizado y sostenidos del precio de los bienes y servicios en un territorio a lo largo de un periodo de tiempo concreto. Al subir los precios, cada unidad de moneda permite adquirir menos bienes y servicios, lo que significa que la inflación es el reflejo directo de una disminución del poder adquisitivo de la población de un territorio.
Esta es una de las variables macroeconómicas más relevantes para un gobierno cuando ha de tomar decisiones en materias financieras. Al fin y al cabo, no solo facilita información de crucial importancia sobre el comportamiento de la economía del país, sino que también es de gran ayuda a la hora de realizar predicciones futuras.
En España, igual que ocurre con organismos de otros países, la inflación es controlada directamente por el Banco Central Europeo (BCE) y las autoridades económicas. Hay que tener en cuenta que este es un fenómeno complejo que puede manifestarse de diversas formas, desde un aumento gradual y moderado de los precios hasta un episodio de hiperinflación en el que los precios se disparan súbitamente de manera descontrolada.
¿Cómo se calcula?
Para medir el aumento de la inflación, se utiliza el IPC (Índice de Precios al Consumidor). Este medidor calcula la variación media del precio de bienes y servicios en un período de tiempo. Se usa para mesurar cambios en el precio de una cesta de productos y servicios, para lo que realiza una selección de productos básicos habituales en el consumo familiar (comida, textil, transporte…).
La inflación se mide en tres pasos:
1. Cómputo del coste de la cesta de la compra. Una vez definida la selección de productos básicos de consumo de la cesta de la compra familiar, se realiza una comparativa entre los precios actuales y los anteriores. Para ello, se recurre a diferentes fuentes como comercios minoristas, supermercados o tiendas online, además de otras fuentes como las autoridades gubernamentales, los agentes inmobiliarios o los suministradores de energía.
2. Cálculo del IPC. Tras establecer el año base que servirá como referencia para computar el IPC, se procede a dividir el precio de la cesta de bienes y servicios del período seleccionado entre el precio de la misma cesta en el año baso. El IPC se obtiene al multiplicar el resultado de esa división por 100.
3. Obtención de la tasa de inflación. Mientras que el IPC es un índice, la inflación es un porcentaje que se obtiene con la siguiente fórmula:
Tasa de inflación = [(IPC año 1-IPC año 0) /IPC año 0]*100%
¿Qué tipos de inflación existen?
Existen diferentes formas de categorizar la inflación, ya sea atendiendo a las causas que la provocan o en función del porcentaje de su incremento. En total, puede hablarse de siete tipos diferentes de inflación:
- Inflación moderada, referida al aumento progresivo y lento de los precios. Este tipo de inflación es el habitual, y denota una estabilidad de los precios. Suele traducirse en una mayor confianza de la población en el sistema económico y, en consecuencia, una mayor fluidez del sistema bancario y financiero. Al fin y al cabo, cuando una persona confía en que su dinero valdrá igual ahora que de aquí a tres años, se plantea decisiones económicas a largo plazo.
- Inflación galopante, ocasionada cuando los precios crecen de forma desmedida, llegando a casos de dos o tres dígitos (es decir: 20%, 45% e incluso superando el 100%) al año. En el caso de la inflación galopante, el poder adquisitivo de los consumidores se reduce y, en última instancia, esto afecta a la salud económica del país.
- Inflación subyacente, que contempla la variación del precio de bienes y servicios del IPC pero sin incluir el efecto del sector energético y de la industria de los alimentos no elaborados. Este es un indicador mucho más preciso que el IPC puesto que, al eliminar de la fórmula los elementos transitorios y volátiles, permite realizar predicciones de futuro para le economía de un país
- Hiperinflación, en la que los precios suben en tasas superiores al 1000% anual. Es un fenómeno extremo y raro (de hecho, suele acontecer en momentos de tensión como guerras, crisis políticas, etc.), y suele desembocar en una crisis económica para el país que la experimenta. En un estado de hiperinflación, el poder adquisitivo de los consumidores cae en picado, así que la población intenta deshacerse del dinero o más rápido posible antes de que pierda su valor.
- Estanflación, provocada por la convivencia en un momento concreto entre una inflación elevada y un estancamiento del crecimiento económico (es decir: tasas de crecimiento bajas que incluso pueden llegar a ser negativas). Es un fenómeno complejo de difícil solución, ya que para salir de la estanflación es necesario recurrir a medidas contradictorias en áreas como el control de los precios y la reactivación de la economía.
- Desinflación, en la que la inflación se desacelera a causa del crecimiento de los precios de bienes y servicios.
- Deflación, como opuesto a la inflación. Es decir, la deflación es un fenómeno económico en el que la mayor oferta y la menor demanda se traducen en una bajada de los precios de bienes y servicios durante dos meses como mínimo.
¿Cuáles son las causas habituales de la inflación?
Los factores que influyen en la inflación son diversos, y por eso existen diferentes causas que pueden actuar como detonantes de esta situación.
1. La inflación puede venir ocasionada por un aumento desproporcionado de la demanda: cuando la población intenta adquirir una cantidad de bienes o servicios superior a la producción, los precios suben. Los ejemplos más claros de este tipo de situaciones suelen venir de la industria tecnológica: si una empresa puede producir medio millón de un nuevo modelo de ordenador pero las peticiones superan el millón, el precio final se elevará debido a la alta demanda.
2. También puede ocurrir que lo que aumente no sea la demanda, sino los costes de producción de un bien o servicio. En los costes de producción, de hecho, existen múltiples variables que pueden conducir a la inflación, como el precio de la materia prima, el coste de la mano de obra o los impuestos. Un buen ejemplo de este tipo de situación es cuando una mala época agrícola incrementa los costes de recolección y eso acaba elevando el precio final del producto.
3. La inflación autoconstruida es aquella en la que, en previsión de un inminente y desproporcionado aumento del precio de unos bienes y servicios, se fuerza un incremento paulatino de su coste para intentar que el impacto sea gradual.
4. El denominado «círculo vicioso» se refiere a una inflación generada por expectativas de inflación. En países en situación de inflación, es habitual que los trabajadores soliciten aumentos de salario para paliar su situación. Y esto, a su vez, provoca que los empresarios suban más todavía los precios de los bienes y servicios, cayendo entonces en un «círculo vicioso» que hará necesarias medidas drásticas para salvar la economía.
¿Qué consecuencias puede tener?
La inflación puede ser un fenómeno económico imprevisible. Pero, aun así, va asociado a posibles consecuencias:
- Incertidumbre económica, lo que dificulta una previsión y planificación a largo plazo tanto para empresas como para inversores.
- Depreciación del valor de la moneda y, en consecuencia, reducción del poder adquisitivo de los consumidores. Al incrementarse el precio de los bienes y servicios, la población necesita invertir más cantidad de moneda para obtener algo que anteriormente costaba menos. Esta es la consecuencia básica de la inflación.
- Distribución desigual de la riqueza: los poseedores de activos tangibles (como, por ejemplo, los bienes raíces o las inversiones) se benefician de la apreciación de esos activos, mientras que el ciudadano común dependiente de un ingreso fijo sufre una pérdida de poder adquisitivo.
- Subida de los salarios. Al fin y al cabo, los salarios siempre han de reajustarse para adecuarse a los precios de la cesta media de consumo. Tristemente, esta es una consecuencia que muchas veces no ocurre.
- Depreciación de las deudas a terceros. Si una moneda pierde valor, también pierde valor cualquier tipo de deuda contraída con deudores. Esto acaba beneficiando al deudor.
- Reducción de la inversión externa en el país con inflación. Como es comprensible, los inversores buscan escenarios estables y seguros en los que rentabilizar su dinero.
- Impacto en la política monetaria. En un intento por controlar la inflación, los bancos centrales suelen ajustar su actuación con medidas como, por ejemplo, el aumento de tasas de interés que reduzcan la demanda y así destensen el panorama económico.
- Degradación del comercio internacional. Cuando el precio de producción de un producto o servicio aumenta, el país deberá venderlo más caro al exterior, lo que disminuirá su competitividad con otros territorios que probablemente puedan seguir ofreciendo lo mismo pero a un precio más barato.
- Aumento de los costes de transacción (es decir, todos aquellos costes necesarios para efectuar un intercambio económico), ya que tanto las empresas como los consumidores deben realizar ajustes continuos para adaptarse a los cambios de valor de la moneda.
- Disminución del ahorro. Cuando el valor del dinero se erosiona, las personas son menos propensas a ahorrar. De hecho, ligado a este punto suele ir un aumento del gasto excesivo que dificulta la acumulación de capital (que es la base de una buena salud económica.
- Riesgo de «círculo vicioso» o espiral inflacionaria en la que los precios y los salarios crecen constantemente y abocan a la economía a una situación de peligro.
¿Cómo se puede detener y combatir la inflación?
Cuando un sistema económico entra en estado de inflación, es necesario tomar determinadas medidas con las que detener y combatir esta situación:
- Los bancos centrales (como, por ejemplo, el BCE - Banco Central Europeo) pueden implantar cambios en la política monetaria para controlar la inflación. La medida más común a este respecto es el aumento de las tasas de interés para desincentivar el gasto y la deuda, lo que se traduce en una reducción de la demanda y destensa los precios.
- El gobierno, por su parte, puede controlar la inflación con cambios en la política fiscal que reduzcan la presión sobre los precios de los bienes y servicios. Algunas de las medidas más comunes son el aumento de impuestos o la reducción del gasto público.
- Mejorar la productividad de la economía puede servir para combatir la inflación a largo plazo (y, por lo tanto, es más una medida preventiva que una solución para esta situación económica). Si la producción de bienes y servicios es más eficiente, los costes disminuyen y, en consecuencia, también disminuyen los precios.
- Otra forma de controlar la inflación es implementado políticas de oferta que estimulen la competencia dentro del mercado y reduzcan las barreras tanto para la producción como para el comercio. La desregulación y el fomento de la innovación son medidas efectivas a este respecto.
- En ciertos casos extremos, el gobierno también puede optar por realizar una intervención directa en el mercado para controlar los precios de los bienes y servicios que considere de primera necesidad. Esto puede implicar fijar precios máximo o regular los precios de los productos esenciales.
- Otra medida extrema es la intervención y control de los salarios por parte del gobierno, que puede intervenir en una situación de inflación para fijar salarios que eviten la inflación.
- Una de las principales responsabilidades de los bancos centrales es comunicar de manera transparente su compromiso con la estabilidad de precios y evitar la impresión excesiva de dinero. Velar por el mantenimiento de la confianza en la moneda es una forma de prevenir la inflación.
- La política cambiaria (es decir, la política que regula el comportamiento de la tasa de cambio de divisas y que vela por el equilibrio del tipo de cambio nominal con el tipo de cambio real) puede servir para que el gobierno influya sobre los precios de importaciones y exportaciones. Devaluar la moneda hará que las importaciones sean más costosas pero que las exportaciones sean más competitivas, y esto puede ser una forma de mantener controlada la inflación.