Diseñando una sociedad más justa

DEI significa «Diversidad, Equidad e Inclusión». En un contexto profesional, la estrategia de DEI es diseñada para implementar estándares y políticas que hagan que cada empleado se sienta bienvenido, aceptado y apoyado en el lugar de trabajo, independientemente de su edad, género, orientación sexual, origen étnico, origen socioeconómico, capacidad física, neurodiversidad o cualquier otra característica o identidad.

Cada vez más, se pide a las empresas que definan iniciativas, estrategias y políticas DEI claras en sus lugares de trabajo. La preocupación por estas cuestiones surge de la necesidad de abordar desafíos persistentes en el entorno laboral y de la asunción de que un equipo diverso y equitativo no solo es ético, sino también esencial para la prosperidad a largo plazo de una organización.

Implementar de forma efectiva una política DEI va más allá de la definición de una estrategia: es necesario integrar estas prácticas en el núcleo de la cultura organizativa. Desde el reclutamiento y la contratación hasta las oportunidades de desarrollo y promoción interna, el DEI debe guiar la gestión de talento de la empresa para asegurar que la diversidad, la equidad y la inclusión sean elementos coyunturales de la organización.

La diversidad es la variedad de representaciones dentro de cualquier entorno. Esta variedad se refiere a género, etnia, orientación sexual, origen socioeconómico, puntos de vista, experiencias, habilidades, edad, capacidad física y neurodiversidad, además de cualquier otra característica con la que una persona pueda identificarse.

En un contexto empresarial, la diversidad va más allá de estas características y hay que tener en cuento otros factores como los pensamientos, la educación o cualquier otro rasgo que conforme la identidad de la plantilla. La diversidad en el lugar de trabajo aporta diferentes puntos de vista y enriquece la dinámica laboral, contribuyendo a la innovación y al éxito global de la organización.

En términos empresariales, la diversidad se consigue a través de la creación de un entorno inclusivo que valore y respete las diferencias individuales. Reconociendo la diversidad como un activo, una empresa busca construir equipos diversos y crear culturas organizativas que celebren la singularidad de cada persona.

La equidad consiste en una distribución justa de recursos, oportunidades y beneficios entre los miembros de un mismo grupo, sin importar sus diferencias individuales. Es un concepto ligeramente diferente de la igualdad ya que, mientras que la igualdad se centra en un trato igual para todos, la equidad tiene en cuenta la situación única de cada individuo y busca adaptarse a sus necesidades específicas.

En esencia, la equidad trata de asegurar que cada persona tenga acceso a los recursos y oportunidades que necesita para prosperar, teniendo en cuenta las disparidades individuales que puedan existir.

En un ámbito empresarial, la equidad se implanta mediante políticas y prácticas destinadas a eliminar barreras y promover la justicia en el entorno laboral. Y es que, al fin y al cabo, la equidad no solo contribuye a un ambiente profesional más justo, sino que también mejora la productividad y la satisfacción del equipo, creando una base sólida para el crecimiento y sostenibilidad de la organización.

La inclusión es la acción de fomentar un sentido de pertenencia, permitiendo que cada individuo se sienta parte valorada y apoyada del grupo independientemente de sus diferencias. También se trata de crear un entorno abierto que permita a todos ser auténticos, mostrándose como la versión más honesta de sí mismos, ya sea en el trabajo o en su vida personal.

La inclusión trabaja activamente para construir una cultura de empresa que fomente la participación activa, la colaboración y el sentido de pertenencia para los empleados. Debe velarse por reconocer y aprovechar las diversas perspectivas y experiencias que cada persona aporta al equipo.

En términos prácticos, la inclusión se manifiesta en forma de políticas y prácticas que eliminen barreras y promuevan la participación de todos los empleados. Al incentivar una cultura inclusiva, la empresa no solo busca atraer talento diverso, sino retenerlo y potenciar su contribución al éxito del equipo.

Garantizar la diversidad en todos los ámbitos de la sociedad es fundamental para construir comunidades más saludables, felices y productivas. La creación de espacios diversos permite que las comunidades se vean a sí mismas más unidas, celebren las diferencias, aprendan nuevas formas de vivir y coexistir y crezcan, individual y colectivamente.

Un entorno de trabajo diverso es importante por muchas razones. Desde garantizar un amplio espectro de puntos de vista, nuevas perspectivas y experiencias variadas dentro de la organización hasta atraer un mayor grupo de empleados talentosos y representar mejor a las comunidades en las que vivimos. Un lugar de trabajo más diverso siempre será un espacio con mayor capacidad para reclutar y retener a los mejores talentos y llegar a sus audiencias objetivo.

En el ámbito laboral, la importancia de la diversidad es crucial en cuatro aspectos:

• Innovación y creatividad. La mezcla de diferentes antecedentes y formas de pensar suele generar ideas frescas y creativas, impulsando el desarrollo de soluciones únicas y eficaces.
• Mejora del rendimiento empresarial. La combinación de habilidades y enfoques de personas diversas contribuye a una toma de decisiones más robusta y eficaz. Y esto es algo de lo que se benefician tanto líderes como empleados.
• Reflejo de la sociedad global. Al representar la diversidad existente en la sociedad, una organización estará más calificada para comprender las necesidades cambiantes del mercado y encontrar mejores soluciones.
• Atracción y retención del talento. Los profesionales buscan entornos de trabajo inclusivos donde se valoren sus contribuciones, independientemente de su origen, género u otras características.

Implementar iniciativas DEI es beneficioso tanto para los líderes como para los empleados, y poder demostrar ejemplos claros de DEI en acción es útil para las organizaciones cuando se trata de mostrar sus propios valores. La diversidad en los equipos de trabajo conduce a una mayor creatividad, ideas más sólidas, mayor productividad, mayor conciencia cultural y un negocio más resilente.