Las empresas tienen una serie de gastos que no varían y son estables sin importar sus ingresos, aumento de ventas y desarrollo comercial. Los gastos fijos son lo que permanecen constantes en un periodo de tiempo sin que influya en ellos el aumento o disminución de la actividad de la empresa. Por ejemplo, un pequeño negocio que tiene alquilado un local, tendrá que hacer los mismos pagos mientras mantenga dicho local sin tener en cuenta el aumento o disminución de los ingresos. Otro ejemplo muy común es el pago de la electricidad, lo que no va a depender de la actividad de la empresa. Este es el motivos por el que se clasifican como fijos.
Aquellos negocios pequeños que están comenzando tienen que tener claro los principales gastos fijos que tendrán. Entre los más comunes se pueden mencionar: alquiler, electricidad y agua, seguro, los diferentes impuestos, pagos administrativos y servicios públicos.
Gastos directos e indirectos, ¿cuándo suceden?
Para la elaboración del producto o servicio que venda la empresa es necesario incurrir en gastos directos o indirectos. Por ejemplo, una empresa de cosmética al producir un artículo de belleza, la parte clasificada como gasto directo es aquel que es necesario para producirlo, tanto materia prima como recursos humanos. Sin embargo, el gasto indirecto es aquel que aunque se involucra en la producción del artículo de belleza, no responde directamente a ello, un caso específico es el importe en transporte de todas las materias primas desde la tienda a la empresa.