3 tips de mujeres para lanzarte a emprender

Hablamos con tres emprendedoras de éxito para que nos expliquen cómo cumplieron el sueño de crear su propia empresa. Conoce las historias de éxito de Nuria Pastor, María Gilabert Hernando y Montse Guàrdia Guell y las enseñanzas que encontraron en su camino.

«El emprendedor es alguien que salta de un acantilado y construye un avión en el camino», dijo muy sabiamente Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn. Así es muchas veces como se siente empezar un negocio desde cero.

Algunas personas tienen muy clara la idea que quieren materializar. Otras ven cómo su proyecto inicial va evolucionando hasta convertirse en algo totalmente distinto. Finalmente, hay quienes sueñan con tener su propia empresa pero no saben por dónde empezar. ¿Estás en alguno de estos puntos?

En cualquiera de los casos, siempre está bien contar con la experiencia de otras personas que hayan pasado por esto para tener una guía de cómo avanzar en el camino del emprendimiento. Por eso, hablamos con Nuria Pastor, cofundadora de HumanITCare, María Gilabert Hernando, fundadora de Be Value y Montse Guàrdia Guell, cofundadora de Big Onion, para que nos explicaran qué herramientas les resultaron más útiles a la hora de poner en marcha sus empresas. Conoce de primera mano cómo ellas han logrado hacer realidad su idea.

¿Por dónde empiezo? Esa es quizás la gran pregunta que cualquier persona se hace cuando toma la determinación de emprender. No hay un punto de salida concreto, ni tampoco un único destino. Se trata de entender lo que cada cual tiene por ofrecer y marcarse su propia dirección y meta.

Para Nuria la decisión de emprender se dio de forma casi natural. Después de trabajar en su tesis doctoral, participó en el proyecto de una farmacéutica y conoció a Unai, que se convertiría en su socio. Ahí fue cuando se dio cuenta que lo que había planteado sobre el papel podría pasar de la teoría a la práctica.

«Mi doctorado de investigación se publicaría y se iba a quedar en una librería pero no iba a implementarse. Lo que me empujó fue el deseo de querer realmente que tenga un impacto y que llegue a la gente, eso me llevó a emprender», recuerda Nuria.

El caso de María fue distinto. Vio la necesidad que había en el mundo de tener en cuenta las emociones, la salud mental y la comunicación, todos los factores más humanos de la parte empresarial. Así fue como se planteó hacer una película en la que exponer estos temas. De forma paralela, empezó a trabajar como coach consiguiendo como clientes a deportistas de élite como la nadadora olímpica Erika Villaécija o el futbolista Enric Vallés. Y fue precisamente ese camino el que le dio la idea de que tener su propia empresa podría ser una alternativa mejor.

«Lo que iba a ser una película acabó siendo una empresa porque al final me di cuenta que hay muchas formas de comunicar. Vi que podía conseguir un mayor impacto montando un proyecto en el que juntar mi vocación, mi pasión y mis conocimientos», explica María.

Una carrera en el sector privado también te puede inspirar a buscar nuevos rumbos, como le sucedió a Montse. Después de años de trabajar en multinacionales liderando proyectos de innovación y nueva generación con una relación estrecha con emprendedores y haciendo de mentora, llegó un momento en el cual pensó que ya era hora de impulsar proyectos propios.

«Además de participar invirtiendo o acompañando, el coincidir con socios que tenían la misma visión y urgencia de trasladar las bondades y las beneficios de la tecnología sumado al contexto post pandemia me generó la necesidad de tomar acción», nos cuenta Montse.

Teniendo en cuenta las experiencias de nuestras emprendedoras, te ofrecemos tres consejos para que puedas empezar a idear cuál será tu emprendimiento.

La pasión y el trabajo duro van a ayudarte a prosperar, pero además tendrás que elegir un mercado en el que sepas que puedes generar un producto o servicio competitivo. Para ello, investigar a los actores existentes en el mercado que quieres crear puede ayudarte a evaluar si hay más espacio para otro jugador.

Otra opción es buscar un nicho sin explorar. Una de las mejores estrategias para que una empresa prospere es identificar los llamados océanos azules. ¿Qué significa este concepto? La estrategia del océano azul consiste en encontrar nuevos nichos de mercado en aquellos espacios que todavía no han sido explorados por una actividad comercial.

En otras palabras, detectar dónde hay una necesidad pero todavía no hay un producto que la satisfaga o que lidera el mercado. De esta forma, no existe competencia y, por lo tanto, menos obstáculos que socavar. Eso sí, la contrapartida es que es posible que el producto o servicio sea totalmente desconocido, por lo que deberás invertir grandes esfuerzos en dar a conocer tu innovación.

Sumado a lo anterior, además de elegir un sector adecuado, el momento en el que llevar adelante el emprendimiento es igual de importante. Hay que analizar bien las circunstancias actuales, tus posibilidades y el mercado.

Por ejemplo, algunas empresas lanzaron cursos online antes de la pandemia, algo que puede parecer una gran idea. Sin embargo, instituciones públicas empezaron a impulsar este tipo de formaciones por lo que la competencia creció y se volvió más difícil destacarse. Negocios que ya llevaban más tiempo en el sector pudieron hacer frente a ello, otros más nuevos tuvieron más dificultades e incluso debieron cambiar el rumbo del proyecto inicial.

La herramienta más esencial para una persona emprendedora es creer en lo que se quiere hacer, que lanzar un negocio no se dé solo por emprender o por tener libertad laboral, sino por aportar un valor al mundo con tu marca.

Creer en ti y en tu proyecto con lo que vayas a ofrecer es un paso previo fundamental. Esto se consigue conociéndose mucho a uno mismo y las particularidades que te hacen destacarte en ciertos ámbitos. Capitalizar la experiencia previa y los conocimientos acumulados. **A eso, se le suma el saber leer hacia dónde te quieres dirigir pero con la mente abierta para aprovechar las oportunidades que se cruzan por delante.

Sentir pasión por y con lo que se hace va a ser un impulso necesario en los momentos de dudas, complicaciones o flaquezas. Por ello, hay que elegir un proyecto que sea capaz de ilusionarte.

Una vez defines la naturaleza de tu negocio lo siguiente es empezar a pensar cómo materializarlo y hacer que prospere en el mediano y largo plazo. Esta tarea es tan desafiante como la anterior pero, una vez más, nuestras emprendedoras comparten algunas de las lecciones que les han dejado sus aventuras empresariales.

Emprender te lleva a conocer una parte de ti diferente. Las responsabilidades y desafíos te enseñan el lado bueno de ti y de muchas personas que te acompañan en este viaje. También a cambiar de dirección, ser flexible y hacer las cosas de diferentes formas hasta dar con la que funciona.

«Se trata de adaptación y luego adopción. Primero te adaptas a un cambio y luego lo incorporas a tu nueva forma de actuar. Si un emprendimiento no me hace crecer, si no aprendemos para bien o para mal dentro del proyecto, con los socios, los clientes, es que algo no estamos haciendo bien. Cuando emprendes es porque realmente vas a aprender algo», considera Montse.

Fundar un negocio es demandante y requiere mucha responsabilidad. Por eso, lo más recomendable es ser constante y adquirir hábitos de organización para poder abarcar todo lo que surge y saber dónde poner los focos a lo largo del tiempo.

Una forma de conseguirlo es que la organización forme parte de los fundamentos en los que se basa tu empresa y que así se transmita a la plantilla (en el caso hipotético de contar con un equipo).

Esa organización pasa también por una planificación adecuada. Crear una empresa sin un plan de negocio es como adentrarse en el desierto sin un mapa, una brújula o un GPS. Es posible que funcione, pero las estadísticas juegan en tu contra. «Lo aconsejable es hacer una balanza de riesgo beneficio, con un plan pesimista, uno realista y otro optimista. Y, además, elaborar un plan B y C para sentir que tienes una cierta seguridad. Tener claros los recursos y caminos con los que cuentas para poder concentrarte realmente en eso y no dejarte llevar por el día a día. Quizás un día recibes 8 nos y al siguiente un sí que vale mucho más», afirma María.

Dice el refrán que si quieres llegar rápido, camina solo, pero que si quieres llegar lejos, camina acompañado. Esta frase refleja la importancia de elegir a un buen equipo. Es posible que haya áreas que no domines, pero para ello puedes contar con otras personas que sí cuentan con las habilidades, el conocimiento y la formación que a ti te faltan.

Para un negocio que recién empieza puede no ser viable a nivel económico externalizar ciertos servicios pero, en la medida de lo posible, es importante contar con profesionales con distintos niveles de experiencia. Los más juniors aportan energía, dedicación y mucho entusiasmo, lo que impulsará a la empresa y le dará un aire fresco, mientras que los más senior brindan experiencia, dirección y know-how lo que facilitará que el emprendimiento prospere con mayor seguridad y paso firme.

«Creo que uno de mis mejores aciertos ha sido contratar a personas muy buenas. Hay que rodearse de gente mejor que tú, experta, porque eso te hace tener una contra perspectiva en el equipo y una visión de futuro. Cuando empezamos a incorporar perfiles senior se notó la diferencia, profesionalizan muchísimo y dan otro aporte», revela Nuria.

Empezar un negocio tiene sus altibajos y hay que saber sobrellevarlos para que la frustración y el pesimismo no se conviertan en tus copilotos. Tener momentos de desánimo es lo más normal del mundo, lo importante es saber atravesarlos con la certeza de que son pasajeros. Saber que te vas a caer y que no pasa nada. Cada tropiezo no es más que una parte del entrenamiento y del proceso de aprendizaje para hacer mejor las cosas la próxima vez que se presenten.

La clave para eso es la automotivación, o sea tener mucha facilidad tanto para ilusionarte como para levantarte cuando las cosas no salen como esperas. Asimismo, el miedo es un sentimiento común entre los emprendedores, descubre cómo superarlo en este otro artículo.

Es ahí cuando cada uno decide su propia definición del «fracaso». Según la RAE, es un malogro, resultado adverso de una empresa o negocio. También tiene otras acepciones, como suceso lastimoso, inopinado y funesto o caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento. ¿Es eso lo que pasa cuando no conseguimos lo que nos proponemos? Pues no.

Cada error puede acercarte un poco más a donde quieres estar mañana. También hay que tener en cuenta que no probarlo puede tener sus propias consecuencias, como vivir con la eterna duda del qué hubiese pasado. En ese caso, es necesario poner en una balanza los pros y contras para que ese sí o ese no al intento no derive en otro tipo de frustración.

Si te gustaría hacerles alguna pregunta o conocer más detalles de sus historias de éxito, Nuria, María y Montse van a estar presentes el próximo 17 de noviembre en Barcelona como speakers en el evento Emprendimiento y Liderazgo - Women Edition en motivo del Día Internacional de la Mujer Emprendedora.

Puedes volver a ver el evento aquí.